diciembre 3, 2020
Rta. Sandra Madiendo Ruiz

Emprendimiento tecnológico en Cuba: la pandemia apunta hacia dónde va el camino

¿Cuántos negocios cerraron o cuántos volverán a abrir? ¿Cuántos pudieron transformarse para sobrevivir? ¿Cuánto se desarrolló la industria del delivering en tiempos de pandemia? Son datos que no se conocen con certeza, pero que son esenciales para entender los cambios vividos por el emprendimiento en Cuba tras el anuncio de los primeros casos de coronavirus en la Isla.

Mientras algunos pararon por las características propias de cada negocio ―como servicios de masajes―, o por condiciones del contexto cubano como la escasez o el aumento de los costes; otros se reinventaron, se adaptaron.

Una casa de alquiler se convirtió en el primer co-working de Cuba; Behart realizó exposiciones online para poner la galería al alcance de un clic; surgieron startups para solucionar problemas desde cómo llevar el agro y servicios gastronómicos a la casa hasta cómo hacer llegar las remesas a un familiar por vías alternativas; mientras organizaciones como la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana (EFCH), el proyecto CubaEmprende y los gimnasios Charlotte, Dale Dale o Pura Vida ofrecieron clases y talleres por medio de Telegram y WhatsApp.

Ha sido también el momento propicio para la expansión y consolidación del servicio a domicilio. Para ello, los negocios gastronómicos han tenido varias alternativas desde la creación de un sistema de entrega con su propia flota de mensajeros hasta la asociación con otros negocios tradicionales y  plataformas tecnológicas como Alamesa, Pa´mi casa y Mandao.

Según reconoció Marta Deus, líder de la app de mensajería Mandao, este negocio “llegó a su punto máximo de carga y capacidad de trabajo. De un día para otro subió la cantidad de pedidos y la demanda”.

Alrededor de más de 10 negocios tradicionales de servicios presenciales como venta de ropa, luces o artículos para el hogar, se han transformado gracias a El Catre, un marketplace que, en medio de esta situación, se ha comprometido con la digitalización de las pymes y ofrece un espacio para la exposición de sus productos. Entre ellos, Confecciones Procle, La Bombilla y Mi Rinconcito.

Sin embargo, en medio de este panorama productivo para algunos, otros han debido parar. Hasta mediados de mayo del presente año, unos 243 203 de los 600 000 trabajadores por cuenta propia se habían visto obligados a detener sus operaciones, tal y como informa elToque e IPS. Incluso, negocios digitales como los «ubers cubanos»―Bajanda, Cuber o Sube― debieron detenerse por las restricciones de movilidad impuestas por el gobierno.

No sabemos cuáles han sido las páginas más visitadas durante el confinamiento, pero sí se registró un “crecimiento en el volumen adicional de tráfico sobre las redes de la Etecsa en más de un 10 %”, primero en marzo y luego, en un 60 % en mayo. ¿Cuánto han facturado por medio de sitios webs de comercio electrónico los emprendimientos, o cuánto ha aumentado la adquisición de usuarios en las startups cubanas?

Pero sí podemos afirmar que se ha producido un salto, tanto en la demanda como en la oferta de ciertos tipos de servicios y productos debido al aislamiento provocado por el coronavirus, las modificaciones de relaciones comerciales tradicionales y el surgimiento de otras. 

Es así como la incipiente industria del podcasting encontró alimento y se desarrolló con plataformas como CubaPod, que ya tiene registrados 111 podcasts de diversas categorías desde deportes hasta negocios, con 6820 descargas únicas en su bot en Telegram y una zona de administración para los podcasters.

A esta ebullición del ecosistema digital también ha contribuido, aunque indirectamente, el gobierno cubano, que echó mano de la banca digital con las fintechs estatales Transfermóvil y Enzona para pagar servicios y transferir o crear nuevas cuentas bancarias. 

De estas aplicaciones se han valido los emprendedores para recibir o enviar pagos sin necesidad de un intercambio físico. Aunque este sector no está desglosado del resto, las estadísticas de Enzona indican que, en general, por esa plataforma desde julio de 2019 a septiembre de este año, han circulado más de varios millones  de pesos y la cantidad de usuarios se ha disparado desde marzo, coincidentemente con el aislamiento. 

Yaiselis Ramírez, líder de Apklis, tienda [estatal] de aplicaciones,  cuenta que se han registrado en la plataforma como desarrolladores desde hace 6 meses hasta acá más de 600 personas y han sido incorporadas 203 aplicaciones nuevas. La apuesta por el desarrollo de apps no es casual, y tal es así, que ante la llegada de la COVID-19, la respuesta ha sido inmediata para informar o ayudar en la pesquisa de casos.

Esta revolución digital ha sido posible, en parte, debido a la reducción paulatina de la brecha digital nacional. La cantidad de usuarios suscritos a la telefonía móvil es de más de 6 000 000, y de ellos 3,9 millones hacen uso del internet a través de los datos móviles (IxDM). A su vez, la cifra es superior a los 158 mil abonados al servicio nauta hogar entre más de 1 300 194 de líneas fijas.

“Desde el punto de vista tecnológico, se ha visto que Cuba ha tenido un vuelco bastante grande. Nos estamos sumergiendo poco a poco en la tecnología, quizás no estemos a la altura del mundo, pero sí han surgido varias aplicaciones y soluciones de éxito dentro del país”, apunta Yaiselis.

No obstante, para la Cuba pospandemia el emprendimiento de base tecnológica es una asignatura pendiente. Se avecina una Ley de Empresa donde estarían parte de los reclamos de los emprendedores cubanos: legalización de pymes. Sin embargo, las startups tecnológicas tienen su propio ADN que difiere de muchas de las características presentes en emprendimientos tradicionales, tales como mercado o tributación.

Rta. Sandra Madiedo Ruiz, periodista. Escribe sobre emprendimiento y tecnología en Todostartups. Investiga sobre cómo impactan las plataformas tecnológicas en la sociedad. Vive en La Habana, Cuba.

Ilustración por Wimar Verdecia Fuentes. Encuentralo en Twitter @FuentesWimar

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