febrero 24, 2022
Glenda Boza

Emprendedores cubanos: uno para todos y todos para uno

Desde que el sector no estatal comenzó a emerger en Cuba en 2010, los emprendedores han tenido que enfrentarse a obstáculos relacionados con las garantías legales, las distorsiones del mercado nacional, las limitaciones para la compra de recursos y para la importación y exportación de productos, el acceso a formas legales de financiamiento, y más recientemente han tenido que sortear las consecuencias inflacionarias de la Tarea Ordenamiento.

Aunque poco a poco (e incluso de forma más acelerada en los últimos meses) algunos de estos asuntos han encontrado soluciones parciales en decisiones tomadas por el gobierno, los trabajadores privados cubanos todavía encuentran muchos retos en su hacer diario, y por ello buscan referentes internacionales que les permitan tomar las experiencias necesarias para administrar sus negocios de forma exitosa.

Lamentablemente, las experiencias de éxito en otras naciones no siempre caen de cajón en la realidad cubana, de hecho, en la mayoría de los casos, estas no son siquiera aplicables debido a las particularidades de la economía de la Isla y a la ausencia de marcos legales que permitan la expansión de la creatividad.

En este contexto, algunos emprendedores cubanos han comprendido que serían más útiles poniendo sus conocimientos en función de acompañar y asesorar a otros emprendedores cubanos, al ofrecer “soluciones criollas” realistas y aplicables que permitan a estos nuevos actores económicos sortear obstáculos de tipo financiero, así como combatir los resultados de la inexperiencia, y de la falta de capacitación o de información.

AUGE

Auge es una consultora dirigida al desarrollo integrador de negocios en Cuba. Nació en 2014 con el objetivo de guiar, apoyar y asesorar a negocios que “estaban tomando decisiones reprobables desde el punto de vista empresarial. Estaban desperdiciando su dinero, con negocios mal concebidos y pobremente diseñados empresarialmente”, según declaró en una entrevista Oniel Díaz Castellanos, uno de sus fundadores.

AUGE es un equipo de profesionales con experiencia empresarial dentro y fuera del país que aplica las herramientas de la gestión comercial, el desarrollo de negocios, la comunicación y el diseño de manera creativa y genera ventajas competitivas que aumentan las posibilidades de éxito de sus clientes.

Su carta de presentación hace énfasis en entender las necesidades específicas de los clientes. “Durante cada intervención trabajamos siempre de forma integrada con el cliente para garantizar una implementación que genere valor y represente un retorno a la inversión”.

Con cerca de medio centenar de clientes ofrecen asesoría tanto a quienes se inician en el sector privado, como a quienes tienen más experiencia, pero necesitan corregir errores y/o minimizar pérdidas.

Auge ofrece el “paquete completo”: herramientas de marketing, comunicación, diseño, gestión comercial y desarrollo de negocios. Una fórmula completa para el éxito. 

Los fundadores que aún forman parte del equipo —Oniel y Lyly Díaz— describen su trabajo como una especie de “relación médico-paciente”.

“Una de las cosas que nos piden mucho es el estudio de la competencia y del mercado, precisamente para separarse de lo ya existente”, explicó Lyly. A lo que Oniel agregó “Nos hemos movido a un modelo de negocio en el cual los clientes nos llaman porque tienen un problema puntual y quieren que encontremos las causas y le recomendemos como resolverlo”.    

Siete años después de su surgimiento, Auge ha crecido como consultora. No solo ha logrado importantes alianzas con el sector estatal como la Red de Emprendimiento de La Habana, sino que ha formado un espacio nombrado La Junta, donde medio centenar de representantes de los varios sectores de la economía cubana se reúnen para identificar las limitaciones del sector privado y reflexionar en torno a alternativas y soluciones.

“La Junta es un espacio de pragmatismo optimista. Pragmático porque ciertamente el emprendimiento en Cuba está lleno de retos y obstáculos verdaderamente considerables y no huiremos de la obligación de mirar esos problemas a los ojos. Pero junto a ese espíritu de ver las cosas como son llevamos un optimismo que se expresa en la voluntad de escrutar dichos retos no para lamentarnos de manera colectiva sino para encontrar soluciones y nuevas maneras de hacer para que nuestros negocios sobrevivan y avancen”, declaró Oniel Díaz.

El Pitch

El Pitch es un podcast cubano para emprendedores nacido durante la pandemia de la COVID-19. En un momento cuando muchos negocios detuvieron sus operaciones y, por consecuencia, su trabajo de comunicación, este proyecto los ayudó a lidiar con la crisis y sirvió de inspiración, incluso, a quienes querían comenzar en el sector privado.

“El Pitch fue la manera que encontramos para mostrarles casos de éxitos, ejemplos de buenas prácticas, con mucha inspiración y optimismo, y que vieran que sí era posible continuar trabajando, ya fuese reinventándose o pivotando, pero sin darse por vencidos”, cuenta Katia Sánchez, cofundadora.

Bajo la sombrilla de La Penúltima Casa —primer blog que se especializa en comunicación y marketing digital en Cuba del cual Katia es fundadora—, el podcast también cuenta con la participación de la asesora de negocios Adriana Sigüenza.

Sin embargo, el centro de cada capítulo no son estas emprendedoras cubanas, sino sus entrevistados y las historias de éxito que comparten a modo de inspiración e intercambio de experiencias.

Katia cuenta que se decidieron por el nombre de El Pitch, debido a que un “elevator pitch” o discurso de elevador es un “recurso para la presentación de un negocio, que constituye una práctica muy conocida en el mundo del emprendimiento. Se trata de en el menor tiempo posible convencer con tu proyecto a inversionistas, clientes, o colaboradores potenciales”.

El que ambas sean mujeres no solo ha significado un reto, sino también una ventaja.

 “Nos hace reconocernos en un ecosistema donde compartimos preocupaciones y valores, que se imbrican en debates personales y profesionales. Ahí hemos hablado del síndrome del impostor, de no sentirnos preparadas para hacer algo, de las dificultades para estimar el valor económico de nuestro trabajo, de nuestras familias y parejas, del liderazgo, etc.”, dicen sus fundadoras.

Por su formato de podcast, El Pitch ha construido un espacio no solo donde las personas pueden socializar, sino que además permite que oyentes de todas partes en Cuba conozcan las historias de éxito de sus colegas.

A pesar del alcance del proyecto — 400 personas se inscribieron al El Pitch Festival, una conferencia organizada por el podcast— no todo es aún felicidad para Katia y Adriana.

“Realmente, la mayoría de las cosas que queremos hacer en El Pitch como actividad económica están prohibidas”, cuenta Katia. “El Pitch no puede cobrar por publicidad, no puede convertirse en un medio de comunicación, no puede hacer o aliarse con un directorio, y una serie de actividades que se consideran prohibidas dentro de las nuevas regulaciones”.

Katia Sánchez no es optimista en cuanto a las posibilidades de actividades relacionadas con la comunicación en el sector privado. Cree que Cuba está a “años luz” en el reconocimiento legal de las nuevas tendencias de generación de ingresos a través de la creación de contenidos en plataformas como Twitter, Instagram, Youtube o Twitch.

Por citar un ejemplo, en El Pitch sacamos a la venta este año una guía de marca personal para emprendedores, en formato ebook. En Cuba, editar y publicar libros (digitales e impresos) de manera privada, también está prohibido”, lamenta Katia.

Hablemos de negocios

Darién García Linsuaín ha aprovechado los conocimientos adquiridos en su Licenciatura en Contabilidad y Finanzas, así como su experiencia de profesor de la Universidad de La Habana y de gestor comercial para apoyar a los emprendedores.

Comenzó con el programa Incuba Empresa, del que fue coordinador por varios años, hasta que vio la oportunidad de crear una iniciativa basada en el intercambio con usuarios a través de la red social Telegram.

“Cuba, hablemos de negocios, nació en enero de 2020”, dice Darién. “Lanzamos el canal —y grupo— y una página web. Hacemos debates, charlas, publicaciones, para los más de mil suscriptores. Nos enfocamos solo en temas relacionados con el emprendimiento”.

A través de esta iniciativa han publicado más de 15 artículos y han realizado más de 40 conferencias. Regularmente aprovechan las posibilidades del chat de audio de Telegram y su popularidad entre los cubanos, para intercambiar con los suscriptores del canal.

“Hemos creado una cultura empresarial y emprendedora”, dice. “Incluso, cuando no puedo estar al tanto del grupo de debate, este ha seguido funcionando como red de apoyo. Entre los propios miembros se aclaran dudas relacionadas con el sector, se ofrecen experiencias, información, etc”.

Recientemente Darién ha apoyado también el proceso de solicitud y aprobación de casi una decena de nuevas MiPyMES —medianas y pequeñas empresas—, a través de un nuevo sueño: GestoríaConfías.

Aunque su sueño es poder jubilarse trabajando en esta iniciativa, también reconoce que existen algunos negocios con quienes no han podido tener todo el éxito que quisiera: ya sea porque el marco jurídico no les permite completar sus objetivos iniciales, o porque no siempre los emprendedores tienen una idea clara de sus negocios.   

Sin embargo, resalta como buen augurio que existen varios proyectos similares al suyo que aprovechan las redes sociales y el creciente aumento de sector no estatal, para asesorar, guiar y apoyar a otros emprendedores, ya sea desde el punto de vista financiero, con capacitación, con aspectos legales o en materia comunicacional.

¿Cómo podría ser el futuro?

Aunque estas iniciativas revelan a los emprendedores cómo aplicar o adaptar fórmulas de éxito desde la particularidad de cada uno de sus negocios, existen obstáculos que van más allá de la intención de ayudar.

La falta de garantías legales para el sector privado y, específicamente, un marco regulatorio que permita la expansión de estos proyectos, incluso, a empresas estatales, es todavía un obstáculo que no solo afecta a estos emprendedores, sino a la actividad económica cubana en general.

Si bien a algunos les parece que no, en Cuba sí existe una cultura empresarial y muchos propietarios de negocios conocen cómo prestar servicios con calidad y profesionalidad y, al mismo tiempo, ser rentables. Sin embargo, todavía estos no son mayoría.

Estos espacios de socialización e intercambio de opiniones y experiencias; de aprendizaje, asesoría y capacitación; permitieron que muchos negocios sortearan los desafíos de la pandemia y sobrevivieran. Pero no son suficientes.

Muchos proyectos han encontrado a través de El Pitch, Auge, Cuba, hablemos de negocios y otras iniciativas de apoyo al sector no estatal, formas de transformarse y encontrar alternativas que los recondujeran al éxito. Tales redes y emprendimientos de apoyo son un buen augurio para el crecimiento del sector no estatal, pero ameritan una rápida expansión y crecimiento.


Glenda Boza es periodista para elTOQUE.

Ilustración por Wimar Verdecia Fuentes. Encuentralo en twitter @FuentesWimar.

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