Darién García Linsuaín
Sobre el surgimiento de alianzas públicas-privadas nacionales en Cuba
En Cuba los temas de informática y programación han visto un auge significativo luego de la liberación y ampliación de la internet en los últimos años.
Desde lo profesional, las universidades cubanas han graduado a miles de informáticos, programadores y especialistas de otras áreas afines a la ciencia de la computación, sólo la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) ha graduado en el período de 2007− año de su primera graduación− a 2020 a más de 15 000 ingenieros en ciencias informáticas. Una de las características de estos nuevos profesionales es que residen en todo el país, algunos viven en poblaciones alejadas, lo cual posibilita que puedan estar más cerca de las necesidades tecnológicas y de informatización de su localidad.
Aunque un porciento alto de estos graduados trabaja en empresas e instituciones del estado, muchos han preferido desarrollarse en el sector privado como trabajadores por cuenta propia o autónomos, en muchos casos trabajando a pedido para el extranjero, que pueden financiar los altos costos de conectividad de la Isla y ofrecer retribuciones más altas por sus habilidades. Pero otros han encontrado en las necesidades de informatización que tienen las entidades estatales y gubernamentales, su nicho de mercado.
Lo cierto es que hoy, en Cuba, el desarrollo de la informática como privado es caro, el costo del acceso a la internet tanto para la población, como para el sector privado, es uno de los más altos del mundo y el servicio no es de la mejor calidad. Además, adquirir equipos y herramientas de trabajo tecnológicas es costoso y también muy complejo[1]. Sumémosle a esto que el sector privado en el área de la informática ha sufrido frenos gubernamentales, con un marco legislativo restrictivo[2] [3]. Aun así, existen hoy en el país muchos equipos privados de desarrollo de aplicaciones y software, o los que podríamos reconocer como start-ups cubanas.
Los últimos tiempos han visto como se han “flexibilizado” las relaciones con respecto al sector privado en el país, la Constitución aprobada en 2019 reconoce, luego de más de 50 años[4], la propiedad privada sobre medios de producción; y más recientemente, el pasado 19 de agosto, se actualizaron las regulaciones para el Trabajo por Cuenta Propia y las Cooperativas no Agropecuarias y se aprobaron las Empresas Privadas ahora desde la figura de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, todo esto incluido dentro de las modificaciones a los nuevos actores de la economía, presentadas en la Gaceta Oficial No. 94 Ordinaria[5]. Es así como ante la necesidad de divisas frescas, se promueve la exportación de bienes y servicios de privados, una circunstancia que puede beneficiar grandemente al sector tecnológico del país.
Por la singularidad y diferencia que existe entre una start-up y un emprendimiento común veamos un par de definiciones sencillas:
“Se denominan start-ups en el mundo empresarial a negocios que están arrancando y son parte de una idea innovadora, asociadas en general al desarrollo tecnológico, por ejemplo el diseño y desarrollo web.”
“Una start-up es una empresa de nueva creación o edad temprana que presenta grandes posibilidades de crecimiento y comercializa productos y servicios a través del uso de las tecnologías de la información y la comunicación.
“Es relevante saber distinguir entre PYME convencional y start-up. Las PYMES convencionales salen al mercado tras haber invertido una cierta cantidad de dinero y deben esperar un tiempo para comenzar a disfrutar de beneficios. Las start-ups, en cambio, salen rápidamente al mercado para lograr el crecimiento y financiación necesarios a través de la transformación digital.”
Según lo anterior muchos de los equipos privados de desarrollo de aplicaciones y software pudieran ser reconocidos como start-ups, los que, ante la posibilidad de poderse convertir en empresas, pueden beneficiarse de la nueva realidad legal, aunque se debe resaltar que no todo negocio que esté dentro del sector tecnológico es una start-up.
La creación en 2020 de dos Parques Científico Tecnológicos − uno en La Habana y otro en Matanzas – donde ya se han firmado acuerdos para proyectos de trabajo entre entidades del sector estatal y privado es un ejemplo de que las alianzas público -privadas en el sector tecnológico pueden funcionar en el país. Estos Parques se presentan como un mercado para aplicaciones ya desarrolladas y fuente de financiamiento para proyectos nuevos.
Igualmente, la creación de la Fundación Universidad de La Habana[6], como institución para la gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación que tiene dentro de sus objetivos fomentar la incubación de nuevas start-ups, se presenta como una opción más al futuro desarrollo de las Alianzas Público – Privadas.
Por otra parte, la publicación de nuevos marcos jurídicos, como son la Ley 139 “Organización y Funcionamiento del Consejo de la Administración Municipal” y el Decreto 33 “Para la Gestión Estratégica del Desarrollo Territorial”, fortalecen las relaciones de cooperación con las Formas de Gestión no Estatal, motivando a las administraciones gubernamentales locales a buscar soluciones a sus necesidades dentro de su ámbito de acción. Presentándose para equipos de desarrollo locales, más cercanos a las dificultades reales de su comunidad, un espacio para tener un nicho de creación y desarrollo de start-up.
Vale señalar que el Decreto 33 autoriza a crear alianzas estratégicas entre todos los sectores que interactúan en la comunidad y permite su financiación, de entre otras fuentes, por parte de los fondos del gobierno local, provincial o a nivel central. Igualmente permite compartir la titularidad de los proyectos por parte de los distintos actores que lo forman.
En conversaciones con algunos desarrolladores de software y aplicaciones un tema recurrente es la falta de financiamiento para poder, o comenzar nuevos proyectos de negocios, o poder expandir los que ya tienen hoy. Los ejemplos antes mencionados se presentan como posibles fuentes de financiamiento para estos equipos de desarrollo.
Más recientemente, el pasado 19 de agosto, se publicó en la página de la Gaceta Oficial de la República, la Gaceta Oficial No. 94 Ordinaria con la actualización de los Actores Económicos en el escenario cubano. En dicha Gaceta se actualiza el Trabajo por Cuenta Propia, reconociéndolo como “Autónomo” lo que lo acerca a la denominación internacional; se culmina el experimento de la Cooperativas No Agropecuarias, autorizando su creación en casi todos los sectores de la economía; y, quizás el hecho más importante se aprueba la creación de Empresas Privadas y Mixtas en el tamaño de Micro, Pequeñas y Medianas Empresas y la forma jurídica de Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL).
La publicación de la Gaceta 94 Ordinaria da cumplimiento a lo anunciado el 18 de junio pasado por el Viceprimer Ministro y Ministro de Economía Alejandro Gil de que en un período no mayor de 3 meses estaría listo el marco jurídico referente a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes), las que en un primer momento serían estatales y privadas, pero que posteriormente se autorizarían también mixtas.
El nuevo marco jurídico crea un escenario sin precedente en el país, ya que aparece la posibilidad de crear una Alianza Público-Privada donde una entidad estatal podría ser socio, aportando financiamiento y capital, junto con una o varias personas del sector privado creando una empresa de desarrollo de tecnología.
¿Qué ventajas presentaría para la Empresa Estatal participar en estas Empresas Mixtas?
En primer lugar, la empresa aumenta en su eficiencia al no tener que contratar personal para el desarrollo de proyectos que, en una primera etapa, pueden ser de riesgo o que su tamaño no justifique dedicar parte de su estructura organizativa a ello.
Pueden participar en proyectos que, por su tamaño, micro localización u otra característica no justifique crear una estructura propia, aprovechando que en esa comunidad ya pueden existir equipos de trabajo que puedan dar respuesta local.
Se benefician de proyectos y productos ya existentes, pudiendo potenciar su uso y comercialización con un mínimo esfuerzo.
Obtienen utilidades adicionales a las generadas por sus equipos de trabajo propios.
Ahora, ¿en qué se beneficia el sector privado cubano, principalmente en el área de la tecnología, con estas alianzas?
La posibilidad de crear Empresas Mixtas en Alianzas entre el sector privado y entidades estatales es una de las opciones que hoy pueden tener los negocios privados de tecnología para solucionar el acceso al financiamiento, que es hoy en día uno de los principales frenos a los negocios en este sector. Las alianzas con entidades estatales, que pueden manejar altos presupuestos, pudieran ser parte del empuje para fomentar su desarrollo.
Por otra parte, permite tener un mercado seguro para sus productos, el cual hoy presenta muchas carencias, pero que, por los temores y estigmas de muchos años en las relaciones entre los dos sectores, ha sido difícil llegar a muchos. Además, contar con un mercado nacional seguro disminuirá los riesgos que hoy tienen muchos de los equipos que trabajan para un mercado relativamente informal en el extranjero.
Pero, ¿estaremos preparados para crear y fortalecer estas alianzas?
Por el lado de las entidades estatales y gubernamentales, es necesario “pasar la página” al estigma que se tiene sobre lo privado; moderar el vocabulario de muchos funcionarios, algunos hasta en las más altas esferas del gobierno, en espacios públicos; y los medios de prensa oficiales revisar lo que publican, ya que pueden estar haciendo mucho daño al desarrollo del país con la información que hacen llegar a sus lectores.
Mientras en el sector privado, tantos años de “cornudos y apaleados”[7] los hacen mirar al sector estatal con temores e incertidumbres. Por otra parte, la falta de cultura empresarial en muchas personas en el país hace que no vean con buenos ojos tener socios o inversionistas en el negocio, muchos prefieren ir lento antes de deberle a otros, lo cual, de modo general no está muy a tono con la práctica mundial de las start-ups, donde muchos, cuando tienen un proyecto de valor en las manos, buscan socios que los apoyen para poder desarrollarlo.
Hoy se presenta en la realidad empresarial cubana un horizonte muy interesante a corto y mediano plazo, en el cual los proyectos de desarrollo de tecnologías, comúnmente conocidos como start-up, pueden llevar ventajas con respecto a otros sectores y verse muy fortalecidos en la creación de Alianzas Público – Privadas.
Darién García Linsuaín es licenciado en Contabilidad y Finanzas de la Universidad de La Habana y fue profesor adjunto del Departamento de Finanzas. Desde 2013 es contador y consultor de negocios en el sector privado cubano, especializándose en cooperativas no Agropecuarias desde el 2014. En 2013 comenzó a colaborar con el Proyecto Incuba Empresas, y se desempeñó como Coordinador desde 2014 hasta inicios de 2019. En enero de 2020 co-funda Cuba, Hablemos de Negocios, como espacio de divulgación y formación en temas de negocios y empresariales a los emprendedores y nuevos empresarios cubanos. En septiembre de 2021 inició su negocio personal en «Gestoría Confías». Ha impartido cursos, charlas y conferencias sobre temas empresariales y de emprendimiento en distintos espacios del país.
Ilustración por Wimar Vedercia Fuentes. Encuentralo en twitter @FuentesWimar.
Bibliografía:
Resolución No. 22 de 2017 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Gaceta Oficial No. 31 Extraordinaria de 1 de agosto de 2017.
Resolución No. 24 de 2018 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Gaceta Oficial No. 77 Extraordinaria de 5 de diciembre de 2018.
Constitución de la República de Cuba. Gaceta Oficial No. 5 Extraordinaria de 10 de abril de 2019.
Ley No. 139 de 2020. Ley de Organización y Funcionamiento del Consejo de la Administración Municipal. Gaceta Oficial No. 14 Ordinaria de 5 de febrero de 2021.
Decreto 23 de 2020 Decreto 23/2020. De la Fundación de la Universidad de La Habana como institución, sin fines de lucro. Gaceta Oficial No. 91 Ordinaria de 30 de diciembre de 2020.
Decreto
33 de 2021. Para la Gestión Estratégica del Desarrollo Territorial. Gaceta
Oficial No. 40 Ordinaria de 16 de abril de 2021
[1] A lo complejo que puede ser acceder a las herramientas tecnológicas por temas de costo y conectividad, se debe agregar que algunas de estas herramientas no funcionan en el país por estar este incluido en listas negras, como la de países patrocinadores del terrorismo, entre otras. El impacto de dichas restricciones se puede ver sobre todo en las redes sociales que han desarrollado campañas como #error403, que no tuvo el impacto esperado. Debe reconocerse que los emprendedores cubanos han buscado alternativas como el uso de VPN.
[2] La licencia de “Programador de Equipos de Cómputo” fue la única opción para las personas que se desarrollaban en el sector de la tecnología como privados, estuvo detenida en su entrega a nuevas solicitudes desde el 1 de agosto de 2017 por la Resolución No. 22 de 2017, ratificándose su “congelamiento” por Disposición especial de la Resolución No. 24 de 2018 y no fue hasta el 9 de febrero de 2021 en que se anunció que se autorizaba volver a entregarla, lo que curiosamente ocurrió en un programa de televisión y no se ha publicado ningún documento jurídico que respalde lo anunciado, pero lo positivo es que se puede obtener nuevamente la autorización. Con la publicación de la Gaceta Oficial No. 94 Ordinaria, las opciones se ampliaron a poder crear una Cooperativa No Agropecuaria o una Empresa Privada como Micro, Pequeña o Mediana Empresa.
[3] En el año 2012 se aprobó experimentalmente la creación de Cooperativas en algunos sectores, la informática era uno de los que estaba dentro del experimento, muchas solicitudes de creación de Cooperativas en el sector fueron entregadas, a siete años de haber sido presentadas no han tenido otra respuesta que no sea: “lo estamos estudiando”.
[4] Muchos autores marcan el 13 de marzo de 1968 como fecha en que se deja de reconocer la propiedad privada sobre los medios de producción en Cuba.
[5] Gaceta Oficial No. 94 Ordinaria de 19 de agosto de 2021.
[7] Parafraseando a Giovanni Bocaccio (1313-1375), cuento que forma parte de la obra El Decamerón.
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