diciembre 15, 2021
María Lucía Expósito

Cuba, otro escenario abierto para el universo NFT

Han pasado diez meses desde que se hiciera noticia que la imagen de un paisaje urbano de La Habana con sus coloridos balcones se había convertido en la primera fotografía NFT (non-fungible token por sus siglas en inglés) en subastarse de un artista residente en Cuba.

Con la obra “Hotel Habana 3/10”, del fotógrafo cubano Gabriel Guerra Bianchini, la Isla se sumó al creciente mercado de arte como activos virtuales que atraen a coleccionistas y aficionados a la tecnología.

En términos claros, no hay pruebas de que Bianchini haya sido el primer cubano en vender en NFT. Probablemente haya habido alguno antes; pero, quizás por ser un fotógrafo reconocido o por el alto precio de su obra, fue el causante de otro revuelo que sería luego el impulso para volverse el punto de partida de una futura comunidad nacional en los non-fungible token.

Desde una mirada técnica, las NFT son piezas únicas y digitales, sin existencia física, que se compran y venden mediante criptomonedas —divisas virtuales— a través de plataformas especiales. Desde la visión simbólica, puede hablarse incluso de comunidades y galerías que a un nivel exponencial han crecido entre el gremio de artistas en todo el mundo.

Poco tiempo pasó tras la primera huella, para que otros artistas del país se aventuraran en ese espacio y con él, nuevas rutinas de inmersión en el arte digital, sitios muy poco conquistados antes o con poca representatividad desde Cuba. Podría hablarse de una amalgama adaptada fundamentalmente a las galerías y las ventas tradicionales que ha mutado hacia plataformas online.

A pesar de que las dificultades para acceder al mercado NFT desde la Isla se acrecentaron, se generó toda una conversación en canales y chats donde los artistas iban contando cómo cada uno lograba entrar o no a la plataforma. Una de esas desventajas fue el uso repetido de VPN y las velocidades de conectividad variables que ralentizaban la navegación por alguno de esos sitios. Actualmente, ya puede hablarse de un «club» cubano con buenas referencias en varias plataformas, sobre todo en OpenSea o Foundation.

Términos como mint, referido al acto de poner a la venta o subasta; y gas, que es el costo o impuesto por “mintear”, diferente para cada plataforma de NFT, se han acuñado en el vocabulario y en la mente de estos cubanos.  Esto último debe costearse pues cada operación realizada en la Blockchain conlleva una serie de acciones en los servidores que mantienen la tecnología.

Existen varias plataformas donde se puede “mintear”, cada una con sus características. Casi se ha vuelto una estrategia escoger la mejor o más factible para empezar desde cero. OpenSea viene siendo la más importante de las plataformas NFT y la de mayor hype. Ahí se pueden encontrar obras de arte exclusivas de artistas de renombre. Su renombre viene con un alto costo de gas. Zora, está dedicada sobre todo a reconocidos artistas y a ediciones limitadas, mientras que Foundation está dedicada principalmente a artistas reconocidos. Para entrar se necesita una invitación de un miembro de la plataforma. Está también Kalamint, que ha ganado una reciente popularidad también gracias a su bajo gas.

Las redes sociales juegan un papel sumamente importante en este mundo. Un simple recorrido en Twitter por las etiquetas #NFT y #NFTCommunity marcan la ruta para ver las obras en venta y conocer a las personas correctas. La comunidad de artistas y coleccionistas es gigantesca y se reúnen en Spaces de Twitter, Salas de Clubhouse y servidores de Discord.

Desde dentro, bajo la iniciativa de X Alfonso y su equipo creativo de la Fábrica de Arte Cubano se creó una comunidad abierta para los artistas cubanos con el objetivo de apoyar y promocionar el arte en los mercados NFT. Con muestras en los mercados OpenSea y Foundation principalmente, se ha logrado una colección variada y atractiva, representativa del arte cubano actual. Poseen una exhibición virtual interactiva en la que se pueden ver las obras en venta, como si fuera en una galería.

Cryptocuban Social Club, el primer coleccionable cubano hecho con personas reales, y quizás el primero de su tipo también en el mundo, se suma a la serie de proyectos de este tipo gestados en el país. Surgió hace solos unos meses y se trata de 1492 retratos de cubanos distintos que se van a lanzar como colección NFT en el mercado del criptoarte, bajo el concepto visual del ya mencionado artista y fotógrafo Gabriel Guerra Bianchini. Junto a su esposa Denise Roque, especialista y coleccionista de criptoarte, y con la producción de Estudio50 y la revista independiente Vistar, Bianchini lleva a cabo esta idea y aprovecha con la línea de los coleccionables una vertiente con gran mercado e interés dentro de los NFT.

Chelsy Escalona es una ilustradora y diseñadora gráfica cubana. Su llegada al espacio virtual de los NFTs vino a raíz de noticias y referencias. Ella nos cuenta cómo fue su experiencia:

«Un amigo en Estados Unidos vio una noticia sobre un artista plástico que había vendido su obra en una cuantiosa suma y se había vuelto viral en Twitter. De ahí surgió el tema de por qué yo no probaba también, ya que era un medio ideal sobre todo para los artistas digitales. Leí un par de artículos y visité algunas plataformas, pero no entendía bien la esencia de ese mundo y decidí que no me interesaba al menos en ese momento, también estaba en medio de una búsqueda personal de mi identidad en menesteres de la ilustración y lo mejor era concentrarme primero en eso.  Pasó el tiempo, y empezaron a aparecer artistas y proyectos cubanos impulsando la inclusión de la comunidad cubana en los NFT, y el tema resurgió nuevamente en conversaciones entre amigos, incluso empecé a tener conocidos que incursionaron y les estaba yendo bastante bien, entonces decidimos volver a investigar, esta vez a mayor profundidad y le pregunté a quienes ya estaban en ese mundo sobre su experiencia. Tuve unas semanas de mucho análisis y cambio de paradigmas pues entrar implicaba estar muy informado y tener una opinión muy sólida sobre ello, debido a que existen muchas personas que tienen posiciones en contra y argumentos que pueden dañar la visión de los artistas que participamos ahí. Conocía muy poco sobre las cryptos, y de los crypto activos no conocía nada, fue cuando volvimos a retomar los NFT que comencé a aprender un poco más, pero aún me queda mucho camino por recorrer.»

¿Qué tal la experiencia respecto a tu obra en esa plataforma?

«Mi obra ha tenido muy buena acogida en este medio, para ser alguien que empezó apenas un mes atrás en los NFTs, he logrado vender varias piezas, la comunidad identifica ya mi trabajo y me siento muy querida con cada artista o coleccionista nuevo que conozco, tanto así que ya estoy colaborando con dos proyectos: uno cubano y uno internacional. Varios medios se han acercado a mí interesados en conocer mi experiencia y sobre mi trabajo y además me estoy alistando para participar en una expo colectiva, para ser alguien nuevo en este espacio y sin un número grande de seguidores considero que mi trabajo ha caminado con el viento a su favor desde el día uno.»

¿Qué ha cambiado para ti en materia de rutinas productivas luego de este paso y en contextos de conectividad?

«Mi rutina realmente no ha cambiado mucho, ya llevaba tiempo con mi cuenta principal de Instagram donde intentaba subir contenido regularmente o al menos estar pendiente de lo que se movía en esa plataforma, con este giro hacia los NFT me tocó tener que aprender cómo son los mecanismos de Twitter y también dónde se mueve esta comunidad, además de ir aprendiendo cómo promover mi trabajo, si veo que exige más tiempo de estar conectado pues eres el responsable de hacer que otros vean tu obra y de conectar con otros, pero en materia de productividad mantengo los mismos hábitos.»

¿Existe o puede hablarse ya de una comunidad cubana de artistas en esos espacios de arte digital? ¿Por qué?

«Sí, definitivamente existe presencia de una comunidad cubana ya bastante fuerte y consolidada de artistas visuales en los NFT que cada día crece y suma talento, que además se apoyan entre ellos mismos de las más disímiles maneras desde consejos, exposición de los trabajos, hasta fondos para los artistas nuevos que empiezan. Es una comunidad muy unida y que intenta dar todo el amor y las buenas vibras que hay para dar, en la acción de visibilizar el arte cubano.»

Por otro lado, la joven artista Kina Matahari, dedica su labor curatorial a nuevos modos de percepción y visualidad. Ella conoció de la existencia de los NFTs en marzo de este año, a través de una publicación de BBC sobre la venta de un activo digital: Los 5000 primeros días, del artista Beeple por un valor aproximado de 69 millones de dólares. Esta venta se realizó mediante la famosa casa de subastas Christie’s y tuvo el soporte técnico de la blockchain Ethereum.

“Yo tengo formación como historiadora del arte y mi trabajo crítico, curatorial y artístico lo he desarrollado casi exclusivamente sobre las tecnologías, redes sociales e Internet. Mis primeros textos aparecieron en medios digitales como El Estornudo e Hypermedia Magazine, mi primera exposición curada fue virtual en vista 360◦ sensitiva para la plataforma Behart y mi arte compartido a través de redes sociales, algunas obras incluso construidas sobre interacciones en las mismas, siempre bajo la firma del heterónimo Kina Matahari. Por lo cual me resultó extremadamente atractivo explorar este nuevo universo y sus posibilidades.”

Antes de estas incursiones, ¿conocías de las criptomonedas y los criptoactivos?

«Sabía de la existencia de las criptomonedas, sobre todo de Bitcoin, pero nunca me había interesado por ellas, ni por el trading. De hecho, es algo para lo que no creo tener muchas luces. Sin embargo, los NFTs me brindaron la posibilidad de insertarme en estos mercados desde el rol de creador. El universo de los NFTs no es solamente una plataforma, sino todos aquellos activos digitales que tiene soporte en una blockchain. Sus mercados más activos actualmente se encuentran en la blockchain de Ethereum y son OpenSea, Foundation, SuperRare, entre otros. Poseo obra en los dos primeros e indagué en la plataforma HicEtNunc [editor: ya no existente] de la blockchain de Tezos.

Mi experiencia personal es de absoluta exploración y disfrute. Descubriendo un nuevo lenguaje, cómo se articula la comunidad y su comunicación, imprescindible para la existencia visible de un creador en este medio. Inicialmente intenté traducir a activos digitales obras e ideas previas. En algunos casos como la fotografía y el video (ya preconcebidos en formatos digitales) fue mucho más sencillo. Actualmente me encuentro trabajando en soportes más habituales para estos medios como el 3D.»

¿Qué ha cambiado en materia de rutinas productivas luego de este paso y en contextos de conectividad?

«La conectividad y la tecnología son factores que juegan en contra de los creadores cubanos. También la agudizada crisis en los servicios de electricidad, ya que los medios para crear y navegar en estas plataformas usan energía eléctrica e Internet.

Por otra parte, como te comentaba antes, mi obra previa se desarrollaba también sobre las redes, así que no sufrí un cambio demasiado fuerte en las rutinas de trabajo, más allá de la incorporación de nuevas herramientas digitales para la creación.»

Kina refiere que la comunidad cubana resuena bastante en estos momentos dentro de las diferentes plataformas y espacios de socialización sobre NFTs.

«La comunidad cubana es amplia y diversa en cuanto a su producción estética y conceptual, integrada por ilustradores, fotógrafos, diseñadores, artistas digitales, del video, del 3D, pintores, y muchos otros. También es generacionalmente amplia, asimilando tanto a integrantes muy jóvenes como a otros ya consagrados en el medio artístico con extensas carreras. Está integrada por proyectos de vital importancia para la gestión de colectivos artísticos y minorías como Fábrica de Arte Cubano y ClitSplah. Además de la activísima y hermosa labor curatorial de Gladys Garrote (Tropical_Jewel). En estos momentos, la comunidad acaba de ganar una amplia galería en la plataforma de exposiciones virtuales Oncyber, en la cual se mantiene la exposición colectiva Cuban NFT Gallery, Metaverse #1 como una de las más populares en el espacio y Cuba Women Art. A este triunfo se le suma la existencia de un marcado interés de algunos coleccionistas en la comunidad cubana por el elevado valor artístico y diversidad en sus propuestas.»

Durante este año, han sido varios los artistas, proyectos y exposiciones cubanos dentro del universo NFT que han logrado insertarse rápidamente en el entorno del criptoarte. El campo de las redes sociales sirve también como hoja de ruta para encontrar obras y exponentes de Cuba (mayormente jóvenes), que han sabido avanzar a buen ritmo en esta novedosa alternativa virtual.


María Lucía Expósito, periodista de papeles, poeta y loca de inventario. Escribe sobre tecnología, cine, literatura y otras buenas hierbas. Fotógrafa sin manuales. Investiga en temas de periodismo social y ambiental. Vive en La Habana.

Ilustración por Wimar Vedercia Fuentes. Encuentralo en twitter @FuentesWimar.

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