Omar Everleny Pérez Villanueva
El papel (¿temporal?) que juegan las MLC en la economía cubana
Para nadie es un secreto la situación financiera que viene atravesando Cuba desde hace un tiempo para acá, especialmente en los últimos 5 años. Aunque ese es un tema estructural que ha venido pesando sobre la economía desde tiempos algo lejanos. Múltiples factores inciden en ello: el arreciamiento del bloqueo, problemas internos tales como el incumplimiento de los planes inversionistas, la caída de ingresos por servicios médicos, crisis en diferentes producciones nacionales para la exportación, como el azúcar, y otros.
Como resultado, la escasez de divisas en el país ha producido un desabastecimiento en las tiendas fuera del circuito normado, por la dependencia de las importaciones de materias primas o de bienes de consumo. Se observan largas colas en las tiendas cuando el estado las provee de algún producto escaso, que hoy es casi todo. Además surgieron calificativos como “revendedores” y “acaparadores”.
No se discute que la solución está en incrementar las fuerzas productivas en el país, en todos los tipos de propiedad. En eliminar las trabas existentes, para que se produzca un incremento de la producción de bienes y servicios.
En el 2019, ante la evidente escasez de productos, divisas, y la exportación de capitales por parte del sector privado (para comprar, en diferentes mercados, productos deficitarios en Cuba y luego revender al mercado interno), el país creo una serie de tiendas especializadas en Moneda Libremente Convertible (MLC). Allí se comenzaron a vender productos electrodomésticos a menor precio que en el mercado informal, el dólar físico podía convertirse en dólar bancario y este pasaba a ser MLC.
Hubo las mismas buenas intenciones con la autorización oficial de la importación, en MLC, por parte de nacionales cubanos, de determinados productos que no se comercializaban en el país. A partir del 11 de marzo del 2020, se habilitó la Oficina para Trámites de Importación y Acreditación a Clientes de la corporación CIMEX que incorporó, después el día 16, las cadenas TRD y SASA.
Con el tiempo se extendieron las tiendas que vendían en MLC, pero ya incluían productos alimenticios y de uso personal. Los comentarios de la población se enfocaban, entonces, en dónde podían adquirirse los MLC para comprar en esas tiendas. La realidad, a diferencia de los años 90’s, era que el estado no los estaba vendiendo, ni podía hacerlo, por la crisis de liquidez que estaba sufriendo.
La población debatía sobre la supuesta falta de divisas en efectivo en el país, porque, en los últimos meses, se había depositado mucho efectivo en los bancos. Lo sorprendente fue que el día 10 de junio del 2020, las autoridades bancarias comentaron que las bóvedas estaban llenas de dólares, pero el bloqueo les impedía su depósito en bancos externos.
A juzgar por las colas en bancos y tiendas, era cierto que la población había depositado bastante efectivo en MLC. Pero, ¿podía el sistema bancario utilizar dicho efectivo para vender MLC en CADECA y en los bancos?
Algunos respondían que no, pues debía ser enviado al exterior y depositarse en las cuentas de los bancos cubanos. Solo así podría utilizarse en cubrir las importaciones, lo mismo de alimentos, que de medicamentos u otros insumos en la lucha contra la COVID-19, materias primas e insumos para la producción, y un largo etc.
Y era cierto. Pero lo curioso es que, a partir de junio del 2021, se habló de la imposibilidad de hacer esos depósitos en las bóvedas cubanas, porque las mismas estaban llenas de dólares. Desde entonces, no se aceptaría más efectivo en USD en el sistema bancario nacional. También era cierto que, por el propio bloqueo de Estados Unidos, los bancos extranjeros se negaban a recibir los dólares provenientes de Cuba.
Si días atrás, en los aeropuertos, se cancelaba la venta de efectivo en divisas porque no tenían “disponibilidad” de moneda extranjera, entonces cómo se entiende la medida tomada. Pero realmente esa no era la única razón fundamental por la que no pudiera tomarse todo ese efectivo y utilizarse para venderlo en aeropuertos u otros puntos de CADECA.
Sucede que el efectivo, llevado a los bancos en los últimos tiempos por la población, no era para canjearlo a CUP (ese sí se pudiera utilizar totalmente), sino para depositarlo en cuentas bancarias personales. Es un pasivo de los bancos, los cuales deben responder ante los clientes por los fondos, propiedad de la población. Al cabo del tiempo, los clientes podían solicitar que se les devolvieran esos fondos, o esperar poder utilizarlos en la adquisición de productos en las tiendas en MLC. Esa última variante era la causa más probable del incremento de la captación de efectivo en MLC, por parte de los bancos cubanos.
Al adquirirse un producto de las tiendas en MLC, el banco debía transferir fondos en MLC, de la cuenta del comprador, a la cuenta en USD de la cadena de tiendas. Esta, a su vez, debía contar con saldo suficiente en sus cuentas, no solo para pagar por las mercancías que ha vendido, sino también para adquirir nuevas mercancías destinadas a las tiendas en MLC. Por ello, la mayor parte de las divisas captadas en efectivo deberían moverse hacia el exterior, a nutrir cuentas de los bancos, desde donde hacer los pagos por las mercancías adquiridas por los importadores cubanos. Mientras, la utilidad en divisas, correspondiente a las ventas minoristas, sí quedarían a total libre disposición de las cadenas de tiendas, y en última instancia, de sus dueños.
Los bancos conocen que no todo el efectivo captado en un período se gasta inmediatamente, ni se exige por la población para que les sea devuelto. Siempre suele haber un excedente (salvo en épocas de incertidumbre y desbandada de las cuentas de las cuentas bancarias), que comúnmente pueden emplear para su actividad de préstamos y otras. Pero ante una realidad, donde los bancos no podrán acudir al mercado a vender pesos y comprar divisas, según las necesidades puntuales de sus clientes, es muy importante no utilizar todo el efectivo depositado por la población. De lo contrario, o no se les podrá devolver a los clientes que lo soliciten, o las cadenas de tiendas no podrán adquirir nuevas mercancías para la venta. Aunque estas tuviesen saldos en MLC en los bancos, recibidos desde las cuentas en MLC de los compradores, no habría respaldo real para pagar por las nuevas mercancías a adquirir.
Existen muchas contradicciones en cuanto al tema de los abastecimientos en las tiendas en MLC: ¿Por qué no hay suficientes productos, a pesar de los recursos depositados por la población en los bancos, esperando poder convertirlos en productos y servicios de calidad? El efectivo en MLC no se está “escapando” en ventas de CADECA, pero ¿se estarán gastando los recursos, depositados por la población, en otras compras e inversiones del Estado y sus empresas, que por tal razón no alcanzan para responder a la demanda?
El crecimiento de las deudas impagadas a proveedores, y por otro lado los depósitos en MLC, cuya devolución en divisas no podrá efectuarse “hasta que el país cuente con recursos suficientes”, pueden brindar indicios de un uso inadecuado de las divisas captadas. Si se toma a la ligera el dinero depositado por la población, después habrá que emitir –una vez más– certificados y compromisos de pago futuros, “hasta que las condiciones lo permitan”. Las tiendas no podrán reabastecerse debidamente, continuarán las colas y la insatisfacción de la demanda.
El cierre de las limitadas ventas de divisas, en los aeropuertos del país, llamó la atención sobre otro aspecto: ¿El efectivo en MLC, que se cambiase en CADECA y bancos, representa la única fuente para después poder vender MLC a la población?
Con un tipo de cambio oficial de 24:1, y otro extraoficial que ya alcanza los 100 pesos por 1 USD, y en continuo ascenso, nadie cambiaría divisas en CADECA, salvo algunos turistas. También pudieran representar fuente de divisas, las transferencias realizadas desde el exterior y cobradas por el beneficiario en moneda nacional; así como las extracciones de pesos cubanos contra saldos de cuentas en divisas, de empresas extranjeras, nacionales (contra sus CL) y embajadas.
Fuente: https://eltoque.com/tasas-de-cambio-de-moneda-en-cuba-hoy
El MLC es, en la realidad, un dólar bancario, ya que desde el 21 de junio del 2021 no es posible depositar dólares en efectivo en los bancos, es decir, en cuentas bancarias o tarjetas magnéticas. Pero el valor de referencia de las cuentas en MLC sigue siendo el dólar de Estados Unidos. Entonces no es una nueva moneda, sino el USD en cuentas bancarias. Y lo sorprendente es que tiene una personalidad propia dentro de las operaciones del mercado informal.
Otras preguntas serían: ¿Dónde la población normal, asalariada, sin vínculo con remesas u otras fuentes, pueden adquirir MLC para sus necesidades? ¿Lo tiene que hacer en el mercado informal que cada día es más especulativo? ¿Para que sirvió la reforma salarial realizada si, el tipo de cambio informal, ha llevado a los salarios a perder el poder adquisitivo que se pensaba tendrían?
La población sin vínculo real con remesas, o divisas en efectivo, cuando necesitan MLC acuden a la comercialización de saldos en cuentas por transferencia. Una realidad diversa que complejiza la viabilidad de los resultados esperados por la tarea Ordenamiento. Se necesita de mucha iniciativa, de ganas de implementarla, y a pesar de los pasos dados hasta el momento, es insuficiente lo realizado, los resultados lo demuestran.
Variantes siempre existirán. Por ejemplo, siempre se puede volver a una práctica similar a la existente con los Fondos de Estimulación en CUC para sectores priorizados de la economía, que generaban sus propias divisas. No por ello el país pondría en tensión las posibilidades de pago de las cadenas de tiendas, porque esas MLC saldrían de cuentas con liquidez real. No es una propuesta; es una constatación de que siempre existen variadas soluciones a diferentes problemas.
El restablecimiento de los viajes internacionales ha permitido que, turistas y otros viajeros, arriben con efectivo al país. Pero no parece ser suficiente, porque con una tasa de cambio informal bien alejada de la oficial, era de esperarse que no fueran muchos los que vendan ese efectivo por los canales oficiales.
Una vez más, hay que romper el círculo vicioso creado, donde el tipo de cambio extraoficial se eleva día a día. Entre otras causas, porque oficialmente no se venden divisas, ya que el Estado no desearía venderlas hasta tanto no capte suficiente MLC por la vía del canje de monedas. Paralelamente, porque las personas físicas no cambian por la vía oficial sus divisas, ya que obtendrían un tipo de cambio oficial muy desfavorable, comparado con el otro.
El tema es complejo, pero lo importante no era establecer, el 1ro de enero de 2021, un tipo de cambio generalizado de 24 CUP :1 CUC, sino cómo se manejaría el valor de la moneda nacional a partir de ese momento. Si antes se tenía un tipo de cambio oficial de 1 CUC :1 USD, y uno de CADECA de 24 CUP : 1 CUC, resulta igual de complejo tener ahora un tipo de cambio oficial de 24 CUP :1 USD, y otro de “mercado negro” de 110 CUP : 1 USD. Existen grandes diferencias entre una realidad y la otra, pero vuelven a surgir problemas similares en ciertos aspectos, con la dificultad añadida de que el tipo de cambio de CADECA era controlable por el Estado, no sucede así con el extraoficial.
Alejándose cada vez más del oficial, el tipo de cambio extraoficial resultó ser un remedio peor que la enfermedad. La unificación cambiaria y la desaparición del CUC, de conjunto con otras medidas sistemáticas en la esfera de la circulación, han llevado a la falta de confianza en el sistema financiero y bancario cubano. Como efecto colateral, pero no menos importante, están las decisiones que ha tomado el gobierno cubano, las cuales agravan los problemas acumulados de la tenencia de CUP.
El resultado: un contexto inflacionario; la imposibilidad de adquirir con esos CUP, bienes y servicios de primera necesidad; las ventas que se realizan de viviendas, autos, cuadros, y otros bienes duraderos, se cotizan en dólares.
En otro sentido, el tiempo está diciendo (apertura de los aeropuertos) que los compradores e intermediarios de dólares o euros se mantienen sacándolo del país. Están utilizándolo para financiar sus viajes, o lo están atesorando a futuro, y eso contribuye a la devaluación de la moneda nacional. A esto se suman los elevados salarios o estímulos que reciben una parte de los empleados del estado en CUP, pero sin bienes para hacerle frente, por eso deben adquirir MLC.
De cualquier manera, no se puede olvidar que los márgenes de maniobra de la economía cubana son más que reducidos. El bloqueo está intacto, la COVID 19 parecería apagarse, pero no, siguen apareciendo nuevas mutaciones, y por ende seguir gastando recursos en contenerlas. Debido a todo esto, la reforma económica integral es cada vez más necesaria y urgente, por ella pasan todas las claves para superar la situación actual. No basta con la aprobación de leyes para incentivar la creación de las Mpymes cubanas. Se podrían perfilar otros espacios liberalizadores, entre ellos, la importación directa de insumos.
Finalmente, ¿no hay más nada que hacer? ¿El bloqueo estará presente un tiempo más?
Creo que es el momento para dejar, a un lado, los aún ciertos preceptos ideológicos presentes en algunos hacedores de política, que frenan y siguen trabando el desempeño de los cubanos. No consta en la teoría del socialismo que el comercio minorista debe ser una tarea estatal. Y con ello me refiero a los privados, porque ahí hay reservas importantes de creación de ofertas de bienes y servicios que estimulen el uso del CUP.
El estado, con sus famosas 63 medidas, debe lograr la eficiencia de sus empresas, elementos aún no visibles en términos productivos. Hay que reanalizar la diferencia de precios, algunos excesivos, como el de la carne de cerdo, donde una mala política implementada en esa área de la agricultura ha dado al traste con la adquisición del mamífero nacional para una parte de la población de nivel más bajo.
La competencia y el mercado son elementos imprescindibles en esta coyuntura. Quienes se oponen a estas sugerencias, que propongan como aumentar la oferta de bienes y servicios en esta economía malherida, agotada, y no tantos discursos de barricadas o revanchas.
Una alta inflación en la economía cubana, de más de 3 dígitos, muestra que han quedado temas claves pendientes por resolver, como la convertibilidad del peso cubano y el diferencial en las tasas de cambio. Explicaba el economista cubano Pavel Vidal: “lo más peligroso es que las autoridades económicas vienen impulsando de forma paralela una dolarización parcial con el uso del dólar bancario (MLC), lo cual pone en duda la confianza del gobierno en el peso cubano y en su propia reforma monetaria. La dolarización tiende también a anular los efectos positivos que se buscan con la devaluación y la reforma monetaria”.
En resumen, si no se crean ofertas de bienes y servicios en CUP, a corto plazo, entonces las MLC llegaron para acompañar a la población cubana por un tiempo indefinido. Y las remesas seguirán jugando un papel esencial, como juegan las mismas en cualquier país del tercer mundo, con las complicaciones adicionales de ser el país bloqueado por el propio emisor de esas remesas.
Omar Everleny Pérez Villanueva es doctor en Ciencias Económicas en la Universidad de la Habana desde 1998. Master en Economía y Política Internacional realizado en el CIDE, AC México, Distrito Federal, desde 1990. Licenciado en Economía en la Universidad de la Habana en 1984. Profesor Titular. Ex Director del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de la Habana. Ha impartido más de 300 conferencias en distintos centros cubanos y en el extranjero, destacándose las ofrecidas en varios países del mundo. Ha sido profesor invitado en Universidades de USA, Japón, Canadá, y Francia y visiting scholar en el Federal Reserve Bank of Atlanta, Harvard Universiy, Columbia University. Ha publicado más de 100 artículos en revistas y ha sido coautor de varios libros, tanto en Cuba como en el extranjero, destacándose los publicados con la Universidad de Harvard, Universidad de Columbia, Universidad de New York, Universidad Sorbonne, Paris 3, Instituto de Países en Desarrollo (IDE-JETRO) Japan, Universidad Complutense de Madrid, y la Universidad de la Habana, entre otros.
Ilustración por Maikel Martínez Pupo. Lo puede encontrar por
@MaikelStudio @maikelmartinezpupo.